Te das cuenta de que el mundo no te va a esperar. Que la nubes continúan su ritmo, que la lluvia cae en soledad y que la luna y el sol siguen reñidos. Que las estrellas aparecen y desaparecen, que el mar sube y baja como si de esta manera jugueteara con la arena. Que el viento hace bailar a los árboles día y noche, que las flores se siguen inclinando todos los días hacia el sol, como si fuesen sus más fieles seguidoras. Te das cuenta de que si no arriesgas no ganas, y que si te quedas sentado esperando, lo único que vas a ver es la vida pasar sin parar.
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